Los rostros siempre ocultan parte de lo que los constituye. Lo decadente espera tras una sonrisa no del todo falsa. Después de todo, ¿qué nos queda sino la pausa, la espera, la felicidad sin alegrÃa, el dolor sin emoción?
Los rostros siempre ocultan parte de lo que los constituye. Lo decadente espera tras una sonrisa no del todo falsa. Después de todo, ¿qué nos queda sino la pausa, la espera, la felicidad sin alegrÃa, el dolor sin emoción?