Las ratas salen del subsuelo para morir junto a los humanos, la ciudad infectada permanece en estado de excepción mientras la epidemia no esté controlada, la muerte es la única realidad con la que se tiene derecho a convivir. No hay salida, las puertas están cerradas; y permanecerán cerradas hasta que comprendamos que el estado de sitio no es exclusivo de la ciudad apestada o, mejor aún, que no hay asentamiento humano que no posea los rasgos básicos de la epidemia. Todos somos iguales ante la peste.
Apertura de puertas a las 20:30. Colaboración de 3 euros con consumición de vino o zumo.
Las ratas salen del subsuelo para morir junto a los humanos, la ciudad infectada permanece en estado de excepción mientras la epidemia no esté controlada, la muerte es la única realidad con la que se tiene derecho a convivir. No hay salida, las puertas están cerradas; y permanecerán cerradas hasta que comprendamos que el estado de sitio no es exclusivo de la ciudad apestada o, mejor aún, que no hay asentamiento humano que no posea los rasgos básicos de la epidemia. Todos somos iguales ante la peste.
Apertura de puertas a las 20:30. Colaboración de 3 euros con consumición de vino o zumo.